Hablar de alergia primaveral es hablar de la alergia al polen. Como sabemos, la alergia es una reacción de hipersensibilidad iniciado por los mecanismos inmunológicos. En sí, el polen no es malo, pero en algunas personas provoca una reacción que puede convertir esta época del año en muy problemática. Es el que se llama polinosis, o alergia al polen. Los síntomas de la alergia primaveral son principalmente:

  • Estornudos.
  • Picor en la nariz y ojos.
  • Molestias en la garganta.
  • Lagrimeo.
  • Congestión nasal.
  • Tos.
  • Asma.

Como se puede ver,  algunos de estos síntomas son parecidos a los del resfriado, pero en los síntomas de la alergia primaveral hay más presencia de afectación en los ojos (conjuntivitis), la congestión nasal es de mucosidad clara y no existe presencia de fiebre.

Durante la primavera, especialmente entre los meses de abril y junio, algunas plantas i árboles comienzan la polinización, liberando partículas de polen que son transportadas a través del aire para fertilizar los órganos femeninos de las flores de otros árboles y plantas para crear las semillas. Las plantas que utilizan el aire para su reproducción se llaman anemófilas.

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Así pues, el polen son las células masculinas del aparato reproductor de las plantas que tienen flor. Los granitos de polen son muy pequeños, de tamaño microscópico y por tanto invisibles a nuestros ojos. La pelusa que a veces se pueden ver arrastrados por el aire durante la primavera y parte del verano, de aspecto algodonoso, no producen alergia, ya que contienen semillas y no polen.

El polen, sin embargo, no es el único elemento en el aire que puede producir alergia primaveral (y de verano). También se encuentran esporas de los hongos, partículas igualmente microscópicas y que pueden llegar a ser más abundantes en el aire que los granos de polen. Existe más concentración de esporas en el aire en lugares donde se realizan actividades agrícolas como la siega o la recolecta de fruta, momentos en que se liberan muchas al amiente. Lo mismo sucede cuando sopla el viento fuerte o hay una tormenta.

En Cataluña por ejemplo se puede consultar el mapa polínico en la página web http://lap.uab.cat/aerobiologia/es/nivells.html para saber la concentración de polen en el aire. Es una medida aproximada pero que nos puede servir para tomar medidas durante los días de más concentración. En estos mapas se puntúa de 0 (nivel nulo) hasta 4 (nivel máximo) el nivel de polen y esporas alergógenas de diversas variedades de plantas y árboles. También se pueden consultar los calendarios polínicos de diferentes puntos de Cataluña, como este de Manresa:

 

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Belmonte, J., Roure, J. M., Botey, J., Cadahía, A. i Eseverri, J. L. (2014). Calendari pol·línic de Manresa. Universitat Autònoma de Barcelona. http://lap.uab.cat/aerobiologia/ca/bibliography#technicalnotes2014

En este calendario podemos ver por ejemplo como los meses de marzo y abril son los de máxima polinización del Plátano de sombre, de la Morella roquera (hasta septiembre), del Pino y del Ciprés. Si sabemos a qué polen específico somos alérgicos, esta información nos permite planificar las actividades al aire libre y desplazamientos durante los meses de menos concentración. Una información similar para toda España se puede encontrar en http://www.polenes.com/.

Existen personas que además de la alergia primaveral sufren de asma. Actualmente se plante que tanto el asma como la alergia pueden ser aspectos diferentes de la misma afectación de las vías respiratorias causada por una inflamación. De esta manera se contempla como una continuo de arriba abajo del sistema respiratorio. Al inhalar partículas irritantes como el polen, se puede provocar una reacción alérgica en el epitelio nasal, mientras que en el asma la irritación se produce en zonas más profundas de las vías respiratorias. En estos casos se acentúan los síntomas, aumenta el numero de ataques de asma, la sensación de cansancio, y se puede llegar a afectar el desarrollo de tasca cotidianas como trabajar, actividades de ocio y también la calidad del sueño. Es muy importante que estas personas acudan al médico para establecer un programa de prevención y tratamiento, a fin de encontrar un equilibrio entre la realización de actividades al aire libre y una exposición mínima a los alergógenos del ambiente.

En general, es recomendable adoptar medidas para reducir la exposición al polen y otros alergénicos que provocan los síntomas de la alergia primaveral. Destacamos los siguientes:

  • La norma más básica y efectiva: Ir a vivir o de vacaciones a una zona libre de polinización durante la primavera y el verano. Desgraciadamente, esta solución puede resultar harto complicada o sencillamente imposible de realizar.
  • Evitar hasta donde sea posible salir de casa durante los días de más viento.
  • Mantener las ventanas de la casa cerradas durante la salida del sol (5 a 10 de la mañana) y también durante la puesta (7 a 10 del atardecer), momentos en qué la concentración del polen es más elevada, ya que durante la mañana se produce la emisión de polen y durante el atardecer baja el polen desde la atmósfera a las capas próximas al suelo cuando el aire se enfría.
  • Aprovechar para salir al exterior después de la lluvia, ya que esta ayuda a limpiar el aire de alérgenos.
  • Quitarse la ropa que hemos utilizado en el exterior y ducharnos para eliminar el polen que haya podido quedar en el cabello y sobre la piel.
  • No secar la ropa al aire libre, ya que el polen y las esporas pueden quedar enganchadas en la ropa, toallas y sábanas.
  • No dormir cerca de árboles o plantas que puedan liberar polen.
  • Si tenemos un jardín, es recomendable no realizar tareas como cortar la hierba, arrancar malas hierbas o actividades similares que puedan liberar más polen a nuestro alrededor.
  • Si tenemos que salir en días de viento, o hacer tareas en el exterior, es posible utilizar una máscara que filtre el polen, gafas de solo o gafas antipolen.
  • Consultar el mapa polínico de nuestra área para programar salidas y actividades.
  • Mantener el aire dentro de nuestra casa limpio, mediante el uso de filtros adecuados para el aire acondicionado, deshumidificadores para evitar la humedad, y utilizar el aspirador a menudo, debidamente equipado con filtro HEPA.

La prevención y educación son esenciales para gestionar la alergia primaveral. Los profesionales de la salud nos pueden informar en profundidad sobre los fundamentos de nuestra afectación y proporcionarnos un programa de tratamiento y unas pautas de actuación adecuadas a nuestro cas. De esta manera seremos autónomos para poder hacer frente a las circunstancias ambientales, adaptándonos a ellas de manera flexible y apropiada en cada momento, con el objetivo de conseguir la mejor calidad de vida posible para disfrutar al máximo de esta época del año.

 

Dr. Xavier Valldeperas Andújar

Director médico Medicina Lliure