Las vacaciones de verano son habitualmente en España el periodo vacacional más largo en la mayoría de las empresas, y son muy esperadas y disfrutadas por las personas con actividad laboral. Sin embargo, la vuelta al trabajo a menudo no es fácil y en alguna ocasiones incluso puede suponer un verdadero esfuerzo. El llamado síndrome postvacacional es aquel estado que se puede producir después de un periodo de vacaciones y que se puede identificar por una fatiga general, desmotivación y tristeza que se produce cuando la persona se reincorpora a su puesto de trabajo. No es considerado en sí mismo como una enfermedad, pero sí que hay diferentes estudios que platean que entre el 25 y el 30% de las personas lo sufren cuando vuelven a su rutina laboral después de las vacaciones. Puede durar hasta tres meses y es más frecuente esta “Depresión después de las vacaciones” en mujeres que en hombres.

Causas y síntomas del síndrome postvacacional

La mayoría de los expertos coincide en que es más frecuente que se produzca una situación de depresión postvacacional en aquellas personas que tienen una visión negativa de su ocupación laboral, en la que no se sienten especialmente realizados y que la motivación principal es necesidad de un sueldo.

Durante las vacaciones lo normal es que las personas cambiemos nuestros hábitos, horarios y relajemos nuestro nivel de responsabilidades. Esto produce un efecto positivo que de hecho podríamos decir que es el principal aliciente del descanso vacacional. Sus efectos en general son los buscados y nos sirven para “cargar pilas”.

Sin embargo, también tienen un efecto perverso cuando no somos conscientes de que este es un periodo “especial” y finito. Al cabo de un cierto tiempo debemos volver al trabajo y con ello de nuevo a los horarios, las obligaciones y en ocasiones a una realidad que no nos complace.

Por estos motivos nos encontramos con algunas personas que en este proceso de retorno a su actividad laboral y personal habitual desarrollan una serie de síntomas característicos del síndrome postvacacional:

  • Fatiga, desmotivación, falta de ganas de hacer las cosas.
  • Somnolencia, dificultad para descansar.
  • Dificultades para concentrarse, disminución del rendimiento laboral.
  • Ansiedad: aumento de palpitaciones, arritmias,…
  • Tristeza, cambios de humor, irascibilidad.
  • Malestar general.

Estos son síntomas habituales de la depresión, todo y que en este caso no se suele diagnosticar como tal debido a que se puede relacionar de forma bastante clara a un motivo reactivo y también porque la duración no suele ir más allá de entre 1 y 3 meses.

Podríamos decir por tanto que entre las causas principales está en el retorno a una actividad cotidiana que no es satisfactoria para la persona, sumada a la sensación de que esta situación se perlongará por mucho tiempo hasta las próximas vacaciones. Tener en cuenta este origen del síndrome postvacacional, nos puede ayudar mucho a prevenirlo y a superarlo en caso de que aparezca.

 

Prevención y tratamiento del síndrome postvacacional

Para la prevención y el tratamiento del síndrome postvacacional es interesante partir de la que podríamos situar como principal causa del mismo, que comentamos en el párrafo anterior. En nuestra sociedad occidental las personas tienen a menudo la sensación de que nuestra vida cotidiana habitual implica una gran cantidad de responsabilidades personales y profesionales, y que estas tan sólo las podemos atenuar un poco durante los periodos vacacionales.

Está sensación es real, indiscutiblemente la vida cotidiana implica responsabilidades y altas exigencias. Pero también es cierto que podemos descargar y relajarnos dentro de esta vida diaria, sin necesidad de esperar a poder tener periodos vacacionales de un cierta duración.

Partiendo de este precepto, podemos hacer algunas acciones durante las vacaciones y en los días de retorno a la actividad laboral que nos ayudaran a prevenir o atenuar el síndrome postvacacional:

  • Ir readaptando los hábitos: Durante las vacaciones cambiamos nuestros hábitos de alimentación, sueño, consumos de alcohol y estimulantes,… Es recomendable intentar a los hábitos más cotidianos unos días antes de volver al trabajo.
  • Planificar el regreso: Se aconseja también volver a casa con al menos uno o dos días de antelación, para hacer este proceso de readaptación de hábitos, organizar la vuelta al trabajo y disfrutar los últimos días con un ritmo intermedio entre el de vacaciones y el laboral.
  • Ritmo flexible los primeros días de trabajo: En función de cada actividad laboral, es necesario que las primeras horas en el puesto de trabajo se puedan dedicar a hacer un análisis de las tareas pendientes para establecer prioridades y retomar de forma progresiva. Hablar con los compañeros comentar como ha ido el periodo de vacaciones y intentar crear un buen ambiente de trabajo.
  • Actividad deportiva: Las actividades físicas nos proporcionan diversos beneficios y también en el caso del síndrome postvacacional, porque es un momento especialmente indicado para aprovechar la mejora de estado de ánimo y la ayuda a liberar el estrés que nos proporciona el deporte.
  • Dar tiempo: El síndrome postvacacional suele ir desapareciendo con el paso de los días, a medida que no adaptamos a la vuelta de la rutina cotidiana. Por tanto es necesario no desesperar cuando aparecen los síntomas y confiar en que irán remitiendo. En caso de que estos síntomas no vayan disminuyendo, y al cabo de tres meses se mantengan, es recomendable acudir al médico para pedir consejo.

síndrome postvacacional

El síndrome postvacacional por tanto es una afectación relativamente habitual en las personas cuando vuelven a su actividad laboral después del periodo de vacaciones. Se plantea en principio como un proceso de corta duración y que desaparece en un espacio relativamente corto de tiempo, y tenemos algunas acciones que nos pueden ayudar a superarlo.

En realidad, como veíamos en el apartado de las causas de este síndrome, el origen más importante está determinado por las altas exigencias que nos genera la vida en la sociedad occidental y por la falta de motivación laboral. Para mejorar estos aspectos es muy útil mejorar nuestros hábitos de vida, no solo en vacaciones, sino también el resto del año.

Es necesario instaurar momentos en nuestra vida para desconectar y sentirnos bien en nuestro día a día. La sensación que tenemos es que en los días laborables solo tenemos tiempo para nuestras obligaciones (laborales o familiares). Sin embargo no es cierto, cada día podemos encontrar momentos para hacer algo de ejercicio, dedicar un ratito a nuestros hobbies, cuidarnos y cuidar de nuestro entorno personal, disfrutar de nuestra familia y amigos, y descargar tensiones cada día disfrutando de “pequeñas vacaciones” mucho más a menudo.

Enrique Gómez Prieto

Psicólogo