Hoy en día se sabe que la sexualidad está ligada a la persona desde en el momento en que nacemos, ya que esta influye en el comportamiento. Pero qué pasa si añadimos a la persona el Síndrome de Down. ¿Funciona de la misma manera que una persona que no presenta una discapacidad intelectual?, ¿Tienes deseos sexuales o sentimientos? Los más importante, qué piensa la sociedad sobre la sexualidad en las personas que tienen Síndrome de Down, ¿Es aceptada?
Si tenemos que definir a una persona con Síndrome de Down, podemos decir que:
- Tiene una trisomía en el par 21.
- Presentan un bajo cociente intelectual (aunque esto es una verdad a medias, ya que en este trastorno, hay un amplio espectro, desde un leve retraso hasta un retraso profundo).
- Físicamente tienen la cara aplanada y redonda, la boca, la nariz y las orejas pequeñas. Cuello corto y ancho.
- Son muy sociables.
Pero si nos fijamos, no estamos definiendo a una persona, sino al Síndrome de Down en general. Por tanto ante todo son personas independientemente de lo que tengan, y como cualquier persona desarrolla su propia sexualidad y por ende tienen el derecho a disfrutar y desarrollar su sexualidad de una manera positiva. Este es una de las áreas donde más barreras sociales se les imponen.
La sexualidad de las personas con Síndrome de Down
El desarrollo sexual de una persona que presenta Síndrome de Down, es igual que al de cualquier otra persona. Pero es la propia sociedad y a menudo los padres quienes ponen las barreras.
Desde la infancia se da una gran sobreprotección en cuanto al aprendizaje sobre la sexualidad, por lo que hay muchas cosas que no tienen la oportunidad de entender. Esta sobreprotección se tiende a mantener a lo largo de los años, haciéndolos ver como si siempre fueran niños pequeños.
En cuanto a la adolescencia, como todo adolescente hay cambios a nivel:
- Físico.
- Hormonal.
- Social.
- Psicológico.
Sí que es verdad que estos cambios pueden llegar un poco más tarde de lo normal. Como todo adolescente busca su independencia respecto a los padres y su círculo familiar.
Por tanto, respecto a la educación sexual, no hay que apartarlos y prohibirles, sino más bien han de recibir una educación individualizada y adaptada a ellos.
Hay que enfatizar sobretodo con aquellos temas relacionados con las normas sociales, la toma de decisiones, los valores personales. Como también aquello relacionado con la conducta y las emociones dentro del contexto, los cambios que se producen en el cuerpo.
En definitiva se trata de dar herramientas e información para que puedan vivir de manera sana su intimidad, es decir trabajar más en el aspecto socioemocional y no tanto los aspectos físicos reproductivos.
A día de hoy cuando alguien tiene una discapacidad, muchas veces se cae en los prejuicios y se crean una serie de creencias lejos de la realidad. Los principales mitos sobre las personas que tienen Síndrome de Down son:
- “La tendencia a verlos como personas infantiles y por lo tanto son asexuados”. Hemos visto que esto no es así, pues las personas con Síndrome de Down sí desarrollan una sexualidad.
- “Son personas con una hipersexualización, no tienen control de los impulsos”. Es posible que tengan más dificultades para socializar su conducta sexual y por ello se tiende a pensar que son más desinhibido. En caso de que sí que la persona tenga una falta de impulsos, razón de más para recibir una educación sexual, para aprender las normas y contextos sociales donde se puede realizar, como también ayudarles a tener un mejor autocontrol.
- “No se les puede hablar sobre la sexualidad para así no despertar el apetito”. Otro gran error, sí que hay que hablarles para que puedan entender los cambios que se producen en el cuerpo, sus sentimientos, la proporción de pautas sobra la expresión sexual adecuada y responsable. También les ayuda a defenderse ante un abuso sexual.
- “Las personas con Síndrome de Down no pueden tener pareja o casarse”. Como cualquier otra persona, son personas que tienen emociones, tienen la necesidad de socializarse y por tanto desarrollan relaciones socioafectivas.
Estos son algunos de las falsas creencias que se les atribuyen, las cuales a menudo no se corresponde con la realidad.
A modo de resumen podemos concluir que las personas con Síndrome de Down, experimentan un desarrollo sexual como cualquier otra persona. Privar su sexualidad implica que factores como la autoestima se vean afectados negativamente, no entiendan que sucede con su cuerpo y sus deseos. Esto provoca que puedan desarrollar una conducta sexual inadecuada.
Una buena educación sexual evitaría todo esto. No hay que olvidar que antes del síndrome está la persona, y como personas normales como cualquiera de nosotros, experimentan: deseos, sentimientos, la necesidad de tener relaciones interpersonales y experiencias sociales ya sean citas, relaciones de pareja o sexo, etc. Y por tanto tienen todo el derecho del mundo a que lo puedan llevar de una manera correcta y satisfactoria para ellos.
Jordi Quintanilla
Equipo Medicina Lliure