Uno de los tipos de glaucoma con mayor incidencia es el llamado glaucoma agudo de ángulo cerrado, que afecta sobre todo a las personas que tienen los ojos de ángulo estrecho y que perjudica a la vía de drenaje del sistema ocular. Esto puede provocar una subida repentina de la presión intraocular que derive en un episodio de glaucoma, que puede afectar de forma definitiva a la visión de la persona.

Se calcula que de los 67 millones de personas que existen en el mundo con glaucoma, la mitad de ellas sufren el glaucoma agudo de ángulo cerrado. El problema a la hora de diagnosticarlo es que sus síntomas pueden confundirse con otras afecciones que nada tienen que ver con los ojos y, de hecho, el 65% de los casos reciben un diagnóstico erróneo en la atención primaria. El glaucoma agudo de ángulo cerrado comienza normalmente con dolor agudo en los ojos, náuseas, vómitos, reducción de la visión y haces de colores en torno a los puntos de luz. Pero no todo el mundo presenta estos síntomas y de ahí vienen los errores en el diagnóstico.

Una intervención preventiva

Poder prevenir este tipo de glaucoma es, pues, uno de los objetivos de los especialistas y por eso disponen de una técnica llamada iridotomía. Se utiliza sobre todo en pacientes a los que se detecta que tienen los ojos de ángulo estrecho y tiene como objetivo principal prevenir la aparición repentina del glaucoma. También se utiliza como tratamiento, una vez se ha sufrido un episodio de glaucoma, para evitar que vuelva a aparecer.

La iridotomía consiste en realizar con un aparato láser un orificio muy pequeño en la periferia del iris para comunicar las dos cámaras del ojo, la anterior y la posterior. De esta forma se equilibran los niveles de presión intraocular en las diferentes partes del ojo y se evita que un episodio de sobrepresión pueda derivar en un glaucoma.

eye-care-g60d7ec3f2_1920

Sólo 10 minutos

La iridotomía está considerada una técnica sencilla, eficaz y rápida. De hecho, dura sólo alrededor de 10 minutos y se realiza en la consulta del especialista, sin ninguna preparación previa específica. Normalmente, se aplica un anestésico por vía tópica antes de la intervención.

Igualmente, la recuperación después de la intervención es prácticamente inmediata. Quizás el paciente nota al principio algunas molestias, una pérdida de la agudeza visual o una inflamación leve, pero normalmente al cabo de 24 horas ya se puede hacer vida normal.

La iridotomía es una buena alternativa a otra técnica llamada iridectomía: un procedimiento quirúrgico que consiste en extirpar el iris de forma parcial como tratamiento del glaucoma agudo de ángulo cerrado. La iridotomía es un procedimiento más seguro que esta intervención quirúrgica, puesto que no es necesario abrir el globo ocular.