La Organización Mundial de la Salud considera el gateo uno de los seis hitos motores fundamentales para aprender a caminar. Es un momento evolutivo muy importante que dota de autonomía al bebé y le permite explorar su entorno.
El gateo es muy beneficioso para el bebé, tanto en cuanto a aprendizaje como a la adquisición de autonomía. Al gatear, el bebé pondrá peso en sus manos para desarrollar fuerza y estabilidad. Es decir, cuando un bebé gatea es capaz ya de despegar el cuerpo del suelo. Ahora puede mantener el apoyo y el equilibrio en cuatro puntos y, además, empieza a percibir el espacio en tres dimensiones.
Pero el gateo también es el resultado de una evolución en el control del cuerpo. En este momento ya podrá sortear obstáculos, elevar la cabeza y mirar a una mayor distancia. Es una de las bases indispensables para el desarrollo cerebral del niño.
Los bebés suelen empezar a gatear de forma natural a entre los ocho y los once meses. Sin embargo, a algunos les puede costar más y otros directamente no llegan a gatear nunca. En definitiva, gatear es la primera manera de moverse de forma independiente del bebé y le ayuda a mejorar su equilibrio, su sistema sensorial y muchas habilidades, y fomenta su coordinación.
¿Cuáles son los beneficios del gateo?
Gatear tiene innumerables beneficios para los bebés. Por un lado, les ayuda a relacionarse más con su entorno y les permite explorar el sentido de la vista. También les aporta beneficios neuronales y tonifica sus músculos.
Es cierto que no todos los bebés gatean y, en ocasiones, directamente empiezan a andar. En la medida de lo posible, es bueno que pasen por esta etapa porque:
-
Gatear ayuda a entrenar la visión. Al gatear, el bebé aprende a enfocar a cortas y largas distancias; a establecer la distancia entre los objetos y sus manos y, además, puede perfeccionar la coordinación oculomanual. Todo esto favorecerá, después, que el niño o la niña aprenda a leer y escribir sin dificultad.
-
Gatear mejora su confianza y fomenta la autonomía. El bebé puede usar su cuerpo para comunicarse con otras personas y aprende a resolver problemas como ir a una habitación. Todo ello mejora su confianza. Además, empieza a conocer el mundo y a decidir dónde quiere ir, lo que es importante para tomar sus propias decisiones.
-
Gatear mejora el sistema de equilibrio del niño. La postura del gateo permite desarrollar antes el sistema vestibular del bebé, y así tendrá conocimiento de dónde están las diferentes partes de su cuerpo.
-
Gatear mejora su desplazamiento. El poder moverse con libertad obliga al niño o niña a fijar patrones de movimiento y establecer pequeñas rutas para llegar a su objetivo.
-
Gatear tonifica los músculos del pequeño o la pequeña. Esto le ayudará a permanecer erguido o erguida cuando abandone la fase del gateo para ponerse en pie.
-
Gatear aporta beneficios neuronales. Gatear ayuda a conectar los hemisferios cerebrales. Es decir, ayuda a desarrollar el proceso por el cual aprenden a emplear la parte derecha o izquierda, entre otras habilidades.
-
Gatear fomenta la percepción del propio cuerpo. Al desarrollar el sistema vestibular y el sistema propioceptivo, el gateo permite al bebé tomar conciencia de las partes de su cuerpo y de su posición.
Cómo estimular el gateo
Se recomienda dejar a los bebés en el suelo para que puedan desplazarse con facilidad, siempre en un entorno controlado y supervisado. Se pueden usar alfombras o mantas de juego y es indispensable tomar las medidas de seguridad necesarias si hay enchufes, escaleras, etc.
Además, también es importante la ropa que usa el niño cuando vaya a gatear. Debe ser cómoda y es aconsejable que no use zapatos. En el gateo, el dedo gordo del pie le ayuda a impulsarse y es importante para que se desarrolle correctamente el arco del pie.
También existen varios ejercicios y juegos que los adultos pueden practicar con los bebés para estimular el gateo. Por ejemplo, se puede sentar al bebé en el suelo y colocar a poca distancia juguetes u objetos que le gusten, como su sonajero o peluche. Los adultos deben animar al bebé a cogerlos y jugar a acercarlos y alejarlos.
Por otro lado, es importante no presionar al bebé ni forzarlo a hacer posturas para las que aún no se siente preparado. Siempre es crucial adaptase al ritmo y el desarrollo evolutivo de cada niño, por lo que hay que evitar, si aún no ha desarrollado la habilidad, ponerlo de pie y hacerle andar, entre otras posturas.
Dra. Clàudia Pueyo
Centre Mèdic Atlàntida