La microbiota intestinal, también llamada flora intestinal, es un complejo ecosistema de microorganismos que habita en el aparato digestivo. Las investigaciones realizadas en la última década revelan que es tal la importancia de las funciones que realiza, que actúa como un órgano más del cuerpo humano. Concretamente, regula el sistema inmunitario.

De ahí que los desequilibrios de la microbiota aumenten el riesgo de sufrir enfermedades inmunitarias, como alergias, asma y alteraciones intestinales inflamatorias.

La microbiota es un sistema adquirido, ya que los bebés nacen sin ella. Al pasar por el canal del parto y durante la lactancia, se produce esa primera inoculación de gérmenes. Los microorganismos, posteriormente, evolucionan según crece la persona y adquiere unos hábitos u otros.

Las interacciones

Como veremos a continuación, existe un gran número de interacciones entre nuestro cuerpo y la microbiota.

  • Nutrición. La interacción entre los microorganismos intestinales produce energía y vitaminas y ayuda a absorber el calcio y el hierro del colon.
  • Protección. La flora previene la invasión de otros gérmenes o el crecimiento de gérmenes con potencial patógeno.
  • Sistema inmunitario. Influye en su maduración, por lo que un desequilibrio en la microbiota intestinal podría aumentar la vulnerabilidad a infecciones.
  • El desequilibrio de la microbiota intestinal es una consecuencia de una dieta poco saludable. Eso puede llevar a una disminución del metabolismo basal, alteraciones en la regulación de las hormonas y un aumento de los metabolitos (moléculas) que promueven la inflamación.

 

Microbiotas desiguales

Cada persona tiene una microbiota diferente, formada por miles de especies de bacterias. Como estos microorganismos se adaptan al entorno en el que viven y a los nutrientes de que disponen, la composición de la microbiota muta y evoluciona a lo largo de la vida en función de la dieta de cada persona, de los fármacos que toma y de su estilo de vida.

La microbiota se adapta al cuerpo. Así, una dieta poco saludable produce desequilibrios a favor de especies de microorganismos menos beneficiosas. Por ejemplo, una dieta rica en azúcares favorecerá la abundancia de bacterias capaces de procesar carbohidratos simples. Pero la presencia de esas bacterias limitará la de otras especies que tendrían funciones más útiles. Así que, como norma general, cuanta más diversidad de especies tenga una persona mejor será para su salud.

Si la microbiota intestinal sufre un desequilibrio, se habla de disbiosis. Su impacto sobre la salud puede variar de una simple alteración a la enfermedad a, incluso, la desaparición transitoria o definitiva de los beneficios que aporta habitualmente. Las alergias (sobre todo en niños), las infecciones, la obesidad y las enfermedades metabólicas son algunos trastornos que se correlacionan con la afección.

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Toma nota y cuida tu microbiota

Estos son algunos consejos que tienes que tener en cuenta para consumir una alimentación adecuada con el objetivo de mantener una microbiota intestinal favorable para el organismo:

  • Comer equilibrado. Una microbiota intestinal sana y equilibrada es clave para la salud. La conseguiremos con un adecuado consumo de fibra vegetal, frutas, verduras y grasas saludables, como el omega-3 y el omega-6. También nos ayudará a incorporar a nuestra dieta alimentos prebióticos y probióticos.
  • Prebióticos. Son ingredientes no digeribles de alimentos que contribuyen a estimular el crecimiento y la actividad de bacterias buenas alimentándolas; de algún modo, son sus nutrientes. Están presentes de forma natural en verduras y frutas como el ajo, la cebolla, el puerro, el espárrago, la alcachofa, el tomate, el plátano, la ciruela y la manzana. También podemos encontrarlos en granos y cereales integrales, así como en las almendras.
  • Probióticos. Son microorganismos vivos que incorporamos a nuestro organismo a través de la alimentación y que en cantidades adecuadas producen beneficios para la salud del huesped. Buenas fuentes de probióticos son los productos fermentados, como el kéfir de agua, la kombucha, el tempeh, el chucrut, el miso o el kimchi. Consumidos en suficiente cantidad, promueven una microbiota saludable y pueden ayudar a reequilibrarla.

 

La microbiota intestinal es un gran indicador de nuestra salud. El microbiólogo y Nobel de Medicina Elie Metchnikoff defendió en distintas investigaciones que la mayoría de las enfermedades se inician en el tracto digestivo. En los últimos años, diversos estudios han demostrado su relación con el desarrollo de diferentes enfermedades intestinales, como el síndrome del intestino irritable, la inflamación intestinal o la celiaquía, pero también con otras psicológicas, e, incluso, con la obesidad, las alergias, el asma y diversas afecciones cardiovasculares.

Las 400 y 1.500 especies de microbiota que tenemos en el cuerpo mantienen el equilibrio digestivo, ayudan al sistema inmunitario y favorecen la producción de vitaminas. Tu microbiota, como tu huella dactilar, es única, te define y te diferencia originando un ecosistema de lo más complejo: tu organismo.

 

Dra. Claudia Pueyo
Directora médica adjunta