Por Adriana Pou, alumna de practicum UB de Dependentia
La inteligencia artificial es una tecnología que se desarrolló hace mucho tiempo, en 1956, pero en los últimos años ha crecido muchísimo y a gran velocidad gracias al incremento en los volúmenes de datos, algoritmos avanzados y mejoras en el poder de cómputo y el almacenaje.
Al principio, con la IA lo que se quería era abarcar temas como la solución de problemas y métodos simbólicos. Más tarde, empezaron a entrenar computadoras para que imitaran el razonamiento humano básico, consiguiendo que las máquinas aprendieran de la experiencia, se ajustaran a nuevas aportaciones y realizaran algunas de las tareas que hacen los humanos.
¿Creará oportunidades de empleos o acabará con muchos puestos de trabajo? ¿Es peligrosa? ¿Nos facilitará la calidad de vida o la empeorará? ¿Debe ser regulada por los Estados? ¿Qué limites tiene la Inteligencia Artificial?
Estas son las preguntas que se plantea la sociedad respecto a la Inteligencia Artificial, que sería bueno saber para poder resolver la incertidumbre y los posibles miedos que crean.
Robots al cuidado de las personas en Japón
En Tokio, Japón, en 2015 el gobierno destinó subsidios cerca de 92$ millones, para promover el uso de la IA y la aplicación de robots, está innovando mucho y tienen las mejores ideas. Shintomi es uno de los centros pilotos que apuestan por máscaras robóticas, exoesqueletos que ayudan a caminar o androides parlantes, y todo esto ya forma parte de la vida cotidiana de la residencia de ancianos. El presidente del centro explica que por ahora el resultado es muy positivo.
Una de las máquinas más populares, es una cama inteligente que se transforma en silla de ruedas, y aunque a simple vista no parece un robot, es capaz de transformarse automáticamente en silla, de registrar los patrones de sueño de sus ocupantes y de alertar a los cuidadores si estos se caen mientras duermen, o si se levantan repentinamente. Y ya no solo hay robots para los ancianos, sino también para los cuidadores: un traje muscular que proviene de la familia de los exoesqueletos, el cual es de gran ayuda para ellos, ya que almacena energía cinética al agacharse y la devuelve al levantarse nuevamente, haciendo que el paciente parezca más ligero y protegiendo la columna vertebral.
La IA es una apuesta de futuro para Japón, líder mundial del sector. Además, prevé que para 2060 el 40% de la población sea mayor de 65 años. El porcentaje de gente que deja la profesión es muy alto y no hay gente nueva, la pirámide de edad se invierte y hay una grave carencia de mano de obra debida a factores como la baja natalidad y las políticas migratorias, es por eso que los robots podrían ser la respuesta al acelerado envejecimiento que se prevé y dividir el trabajo entre personas y máquinas, complementándolo. El uso principal es de acompañante, una buena opción para ancianos o minusválidos. La compañía que produce las máquinas, piensa que en el futuro los robots compartirán los espacios sociales con sus dueños, interactuando con ellos y creando una conexión emocional. El robot acompañante puede reconocer a individuos, recordarle a alguien eventos diarios como cuando se tiene que tomar la medicación y hacer llamadas en caso de que haya una emergencia. La ventaja de estos robots es que no se cansan, no se enojan, no requieren tiempo para ellos mismos y están preparados para estar allí cuando los quieres.
Robots humanos
Si se trata de interactuar con humanos, ¿por qué no construir un humano robot?
Ludwig Resch, ingeniero mecatrónico, explica que la robótica ha llegado a tal nivel, que los robots en forma de animal, son convincentes precisamente porque pueden hacer las cosas que hacen los animales reales e incluso más, mientras que los prototipos de humanos les falta mucho para emular a las personas. Aún así, hay un estudio reciente de la universidad de Oxford, que calcula que el 47% de los trabajos de los EEUU están en riesgo de ser automatizados en los próximos 20 años.
Los científicos creen que este tipo de robots pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de la gente mayor que vive sola. ¿Cómo y hasta qué punto?
En Portugal, hay un caso de una señora de 79 años que hace un tiempo que comparte su hogar con un robot asistencial, ella conserva sus facultades pero a veces olvida las cosas, y este robot que forma parte de la investigación de la UE, es capaz de sintetizar voces y comprender palabras y a partir de ahí construir diálogos adaptados a lo que el usuario exige a cada momento de la conversación. El objetivo es diseñarlos para que puedan medir la temperatura, saber si hay una fuga en la calefacción, etc., que hagan cosas a distancia y que sirvan de lazo de unión para las personas mayores, entre sus familiares amigos y cuidadores. Se cree que serán capaces de proponer juegos interactivos para estimular las capacidades cognitivas y comunicativas de las personas mayores, permitiéndoles mantener conversaciones, algo muy importante, ya que debido a la soledad cada vez lo hacen menos.
El objetivo último de la IA es lograr que una máquina tenga una inteligencia de tipo general similar a la humana, es uno de los objetivos más ambiciosos que se ha planteado la ciencia. Por su dificultad, es comparable a explicar el origen de la vida, el origen del universo, o conocer la estructura de la materia. Pero la complejidad del cerebro dista mucho de los modelos de IA y conduce a pensar que no podrán conseguirse nunca las superinteligencias artificiales basadas en réplicas del cerebro. El desarrollo mental que requiere toda la inteligencia depende de las interacciones con el entorno, y estas dependen a su vez del cuerpo, del sistema perceptivo y motor. Sin olvidar que la inteligencia emocional juega un papel muy importante en los seres humanos, ya que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y actividad mental, y eso posiblemente nunca podrá será así en una máquina.
Dr. Carles Rabassa
Centre Mèdic Atlàntida