Tal y como decíamos en la primera parte de este artículo, la ansiedad y el estrés son una realidad que forma parte de nuestro día a día, que unas personas sufren más y otras menos, en función de aspectos personales y del entorno. Esta realidad nos trae a situaciones que a veces son muy difíciles y que nos desgastan mucho, por lo que hemos recogido una serie de pautas que ayudan a evitar la ansiedad y el estrés.

Sabemos de la importancia que tiene aprender a respirar, hacer ejercicio físico y mental, así como organizar nuestra vida y decidir sobre qué medios de comunicación o qué personas queremos a nuestro lado. En estas líneas daremos 5 pautas más que nos ayudarán en nuestro objetivo de conseguir ganar la lucha contra el estrés y la ansiedad.

1. Poner música a nuestra vida

La música tiene efectos muy positivos sobre nuestro organismo. Entre estos efectos está la relajación. Aprovechar los efectos de la música es fácil, y lo podemos hacer escuchándola, bailando, o tocando un instrumento.

A la hora de escuchar música no pensamos sólo en música de meditación, o clásica o relajante. Tenemos que escuchar la música que nos guste, que nos haga disfrutar del momento. A veces puede ser un tipo de música y en otras ocasiones un tipo diferente, en función del que nos apetece en cada momento. Podemos disfrutarla tranquilamente en casa sentados en el sofá, o bailando en la habitación o en un local con amigos. Pero también nos la podemos poner con auriculares cuando vamos o volvemos del trabajo, o dando aquel paseo diario solo porque no hemos podido disfrutar de la compañía otros.

La música también relaja cuando la tocamos y quizás una buena idea es practicar esta afición si conocemos algún instrumento, o aprender a tocar con la ayuda de un buen maestro. No se trata de hacerse un virtuoso de la música, si no experimentar la sensación de sacar unos sonidos agradables de uno de los muchos instrumentos musicales que están a nuestro alcance.

2. Disfrutar de la gente que queremos

La persona es un animal social. No podemos vivir solos o aislados. Necesitamos al grupo para sentirnos protegidos y seguros, y como consecuencia tranquilos. Es cierto que la relación con los demás también provoca conflictos y situaciones no deseadas, y por lo tanto estrés, pero el contacto con las personas que queremos se valora muy positivamente y compensa otras situaciones de estrés.

Disfrutar de momentos divertidos y agradables con la familia y con amigos contribuye a liberar endorfinas, que son los neurotransmisores responsables de las sensaciones de bienestar y placer. Como el resto de propuestas que estamos haciendo no es una actividad muy difícil, pero sí que a menudo por la velocidad a la que vivimos, por el alto nivel de exigencia hacia nosotros mismos y hacia los demás, o por razones diversas, nos perdemos momentos familiares que podrían servirnos para mejorar nuestro nivel de felicidad. Incluso al contrario, a veces para no darnos cuenta de la importancia de las cosas sencillas, pero auténticas, convertimos estos momentos familiares o con amigos en otro factor más de estrés. Es un buen ejercicio observar cómo se lo pasan bien los niños pequeños y aprender de ellos para complicarnos menos la vida.

3. Expresar las emociones

Nuestra sociedad ha desarrollado una serie de factores que influencian en la conducta de las personas y en la expresión de sus emociones. A través de la educación y de la cultura, las personas aprendemos a expresar nuestras emociones de forma adaptada a lo que se espera de nosotros en nuestro entorno social.

‘Los hombres no lloran’, ‘ríes como un loco’, ‘no hagas el payaso de este modo’. Son afirmaciones habituales que coartan nuestra espontaneidad. Es cierto que tenemos que aprender a expresar nuestras emociones de forma adecuada, pero esto no quiere decir que tengamos que esconderlas. Un abrazo, un beso, una risa o un llanto nos proporcionan sensaciones necesarias para sentirnos vivos y nos ayudan a quitarnos ansiedad y estrés.

Expresar nuestras emociones, de forma adecuada, sin hacer daño a los otros, pero de forma libre y espontánea es saludable, y no nos hace más débiles o más vulnerables, al contrario, nos hace más fuertes y capaces para enfrentarnos a las dificultades y salir reforzados.

4. Evadirse de forma saludable

Cuando nos encontramos en situaciones de mucha tensión de forma continuada buscamos vías para evadirnos y salir temporalmente de estas situaciones que ponen en riesgo nuestra salud física y mental. Evadirse de vez en cuando puede ser positivo, pero lo que puede ser muy negativo es el medio o la manera que usamos para conseguirlo.

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El alcohol, las drogas, el juego, las redes sociales, la tecnología e incluso a veces el trabajo son algunos medios que utilizamos para evadirnos de nuestra realidad y de los problemas, y no son los medios adecuados. A menudo, estos medios provocan perder el control y entramos en lo que entendemos como adicciones. Y evidentemente esto no reduce la ansiedad, sino que nos genera más a largo plazo.

Evadirse es positivo pero hay que buscar fórmulas que no nos perjudiquen. Cómo hemos comentado anteriormente el deporte o la actividad física son buenas formas de evadirse. También podemos encontrar en la lectura, la música, el cine, viajar, y en otros muchos hobbies, una manera saludable de salir temporalmente de nuestras preocupaciones y relajarnos.

5. Hacer cosas agradables

Como resumen acabaremos haciendo unas pequeñas reflexiones sobre los diferentes aspectos que hemos comentado. Las personas tendemos a guardar de forma muy presente aquellas cosas negativas que nos pasan. Es un mecanismo de defensa que necesitamos para sobrevivir. Si nos quemamos con una llama es una experiencia negativa, pero no la podemos olvidar porque si lo hacemos al cabo de un tiempo nos volveremos a quemar.

Aun así es necesario también para vivir tomar conciencia de las cosas positivas y buenas, de las cosas “agradables”. Este concepto recoge un poco los diferentes aspectos que hemos mencionado para evitar la ansiedad y disminuir el estrés.

Cada día tenemos infinidad de cosas agradables: un sol radiante por la mañana, una sonrisa, un rato con la familia, una cena de amigos, una lectura que nos gusta, un programa de televisión, nuestra comida favorita, un paseo por la playa, un rato con nuestra mascota,… Y estas son las cosas importantes de la vida, son las que tenemos que tener presentes y son las que nos sirven para vivir con menos ansiedad y estrés.

 

Quique Gómez

Psicólogo Grup Atlàntida

Tutor de estudios de Psicología Universitat Oberta de Catalunya