La incontinencia urinaria nocturna es algo normal y habitual en niños de hasta cinco años. No obstante, hay menores que sufren este problema hasta la pubertad, lo que se denomina enuresis nocturna. ¿Cómo afrontar este trastorno?

A partir de los cinco o seis años, por norma general, los niños ya empiezan a controlar su vejiga y, de manera espontánea, dejan de mojar la cama por la noche. Sin embargo, en algunos casos, la micción involuntaria tiene lugar pasada esa edad y es necesario consultar al pediatra.

 

¿Cuándo se considera un caso de enuresis nocturna?

Si los escapes se producen más de dos veces a la semana, o cuatro veces al mes, durante más de tres meses consecutivos, los expertos consideran que el menor sufre enuresis nocturna. Una patología que, además de provocar su síntoma más característico, la falta de control miccional, puede acarrear consecuencias psicológicas y emocionales importantes, especialmente para el menor afectado, pero también para los padres.

Los niños que no logran controlar la micción por la noche pueden padecer graves problemas de autoestima, y acostumbran a rechazar muchas actividades sociales a causa de sus sentimientos de inseguridad, vergüenza y culpabilidad. Rechazan ir a dormir a casa de un amigo, ir de campamento…

Por su parte, los padres pueden sentirse enfadados –generalmente, a causa de la frustración por no poder ayudar al menor, y por la falta de descanso que supone levantarse varias veces por la noche– y sobrepasados por la situación.

 

Causas de la enuresis

La Sociedad Americana de Psiquiatría define la enuresis como los “episodios de micciones involuntarias, normales, durante la noche, que persisten o reaparecen de forma regular después de una edad en la que cabría esperar el control vesical”. Según los expertos, se trata de una alteración que puede tener su origen en causas de diferente índole:

  • Genéticas: Los niños cuyos padres sufrieron enuresis en su infancia tienen un 40-45% de posibilidades de desarrollar este trastorno. Si fueron ambos progenitores –padre y madre–, las posibilidades ascienden al 70-77%.
  • Fisiológicas: Aunque son poco frecuentes, pueden incluir lesiones de la médula espinal baja, malformaciones congénitas del tracto genitourinario, infecciones urinarias o diabetes. En este caso, se debe analizar si implican alguna amenaza para la salud del niño. Otros factores fisiológicos pueden ser una capacidad reducida de la vejiga o que sea poco elástica, lo que puede producir que el menor necesite orinar con mayor frecuencia.
  • Psicológicas: Ciertas situaciones pueden provocar la aparición de nuevos episodios de micción involuntaria en niños que ya habían superado esa fase. Hacen referencia a períodos de estrés o ansiedad, causados, por ejemplo, por problemas familiares, escolares o afectivos, cambios en el colegio o en el hogar, la llegada de un nuevo hermano, etc.

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Incidencia y tratamiento de la enuresis

La enuresis nocturna afecta a un 35-40% de los menores. Concretamente, según la Sociedad Catalana de Urología, el 15% de los niños de cinco años padecen este problema, una cifra que se reduce hasta el 5% en los niños de 10 años y hasta el 1-2% en adolescentes de 15 años.

En el 15% de los casos, este problema remite de manera natural, y el resto necesita un tratamiento médico que suele proporcionar excelentes resultados. Independientemente de si se sigue o no un tratamiento a base de fármacos, estas son algunas de las pautas que urólogos, pediatras y psicólogos recomiendan seguir en casa para combatir el problema:

  • Enseñar al menor a controlar la micción. Se empieza quitándole el pañal durante el día y se le propone ir al baño cuando tiene pipí para que aprenda a avisar. Más adelante, se le debe quitar el pañal nocturno y seguir la misma metodología.
  • No se debería poner el pañal de nuevo a un menor con enuresis, puesto que lo interpretaría como un paso atrás y podría acarrear más problemas de autoestima. Aparte de que ponerle un pañal no le ayudaría a superar el problema.
  • Se debe evitar la ingesta de líquidos antes de dormir (al menos tres horas antes) para evitar que la vejiga se llene demasiado. Asimismo, hay que llevar al niño al baño justo antes de acostarlo.
  • Si la enuresis es fruto de factores psicológicos, hay que descubrir qué es lo que la causa e intentar evitar esas situaciones. Asimismo, los padres deben controlar los nervios y mostrar una actitud tranquila ante el niño.
  • No se le debe castigar, culpar o avergonzar cuando moja la cama, sino explicarle que es algo común y que tiene solución. Hay que desdramatizar la situación para evitar crearle un trauma.
  • Es positivo involucrar al niño en el problema. Se le puede pedir que ayude a cambiar las sábanas o que anote los días en los que no ha tenido pérdidas.

 

Recuerda que la paciencia, el apoyo y mostrar una actitud positiva cuando se produce un episodio de enuresis nocturna es esencial para ayudar a tu hijo a superar el problema.

 

Dra. Claudia Pueyo
Directora Médica Adjunta Centro Médico Atlàntida