El verano es una de las estaciones más esperadas por todos. Podemos disfrutar de nuestro tiempo de ocio y de las vacaciones escolares y laborales, en los países de clima templado suele ser una de las épocas más esperadas y agradecidas. Sin embargo, a menudo la subida de temperaturas, la exposición al sol, las playas y las piscina, el mayor consumo de bebidas frías, la menor vigilancia de la dieta, la refrigeración… son factores que a menudo comportan ciertas enfermedades típicas del verano que preocupan y afectan a muchas personas.
Enfermedades típicas del verano provocadas por el sol y las altas temperaturas
Uno de los motivos que más problemas de salud provoca en verano es la mayor irradiación solar. El sol es un buen aliado para cuidarnos, pero en exceso se puede convertir en un enemigo.
El primer aspecto que debemos tener en cuenta es la deshidratación, que puede provocar problemas o empeorar enfermedades ya existentes en la persona, sobretodo en niños y persona mayores. La deshidratación es la causa principal de los llamados “golpes de calor”, una de las enfermedades típicas del verano. En verano es necesario beber agua a menudo, tener en cuenta que la sudoración nos obliga a rehidratar más y acostumbrarnos a hacerlo de forma continuada durante el día aunque no tengamos sed. Si se superan los 30 grados de temperatura el consejo de los expertos es beber como mucho cada 15 minutos.
Otro problema con el que nos enfrentamos en verano son las quemaduras solares. La mayor irradiación solar y el hecho de que nos expongamos más al sol en verano implican mayor riesgo de quemaduras, que pueden aparecer como simples enrojecimientos de la piel que podemos tratar con cremas hidratantes, pero que también pueden llegar a ser quemaduras de segundo y tercer grado, cuando aparecen ampollas, dolor intenso, piel necrosada, y en estos casos debemos consultar con un servicio médico. Las medidas de prevención más eficaces son evitar largas exposiciones al sol en las horas centrales del día y utilizar cremas con protección solar teniendo bien en cuenta el factor de protección adecuado.
Finalmente la mayor exposición a los rayos UV favorece también la activación del virus responsable del herpes labial. Esta enfermedad la podemos prevenir cuidando nuestras defensas y utilizando protectores labiales. En caso de no poder evitar la aparición del herpes, el mejor consejo es acudir a un especialista sanitario para que nos recomiende un tratamiento tópico para combatir el virus y evitar si progresión.
Enfermedades típicas del verano provocadas por un mayor contacto con el agua
Hay un conjunto de enfermedades típicas del verano que vienen producidas o afectadas por el mayor contacto con el agua durante esta época del año.
El contacto de los pies descalzos en suelos húmedos y frecuentados por gran número de personas como piscinas públicas y duchas en playas, puede ser un factor de riesgo que determine la aparición de hongos en los pies. Por este motivo el mejor consejo es utilizar chanclas o calzado de goma en estos lugares, y en caso de aparición de estos hongos, es aconsejable utilizar algún producto antimicótico o antifúngico para tratar la infección.
La otitis también puede incrementarse en estas épocas estivales debido al calor y los baños en piscinas o el mar. Para prevenirla el mejor consejo es mantener una buena higiene de los oídos después de bañarnos y también puede ser recomendable el uso de tapones en caso de niños o adultos con propensión a esta enfermedad.
Las temperaturas frías en el agua del mar, piscina o duchas, también pueden potenciar la aparición de infecciones de las vías urinarias como la cistitis. También es un factor de riesgo el mantener muchas horas puesta la ropa de baño húmeda, por lo que el mejor consejo es secarse bien después del baño y cambiarse por roca seca.
Enfermedades típicas del verano provocadas por cambios en los hábitos alimenticios
El verano es también un época en la que habitualmente hacemos cambios en nuestra dieta o consumo habitual de alimentos y bebidas. Estos cambios pueden producir, entre otras patologías, la aparición de intoxicaciones alimentarias que suelen aumentar en verano por la incidencia el calor en el mantenimiento adecuado de los alimentos. Es recomendable por ello prestar especial atención al estado de conservación de los productos que ingerimos, evitar mantener alimentos sin refrigerar durante las horas de calor, así como fijarse bien en estos aspectos si vamos a comer fuera de casa.
El consumo de bebidas frías y helados también hace aumentar durante los meses de verano la aparición de enfermedades respiratorias como la rinofaringitis. Si añadimos a este factor de riesgo el uso inadecuado de aires acondicionados, no podemos encontrar con un considerable aumento de casos en este tipo de enfermedades, sobretodo en personas de riesgo como los niños, ancianos y personas afectadas por enfermedades respiratorias crónicas. El consejo en estos casos para prevenir, es tomar las bebidas frescas, pero no excesivamente heladas, así como utilizar los aires acondicionados con temperaturas que no estén por debajo de los 21 grados.
En general el verano puede ser una buena época del año para disfrutar de nuestros hobbies y de nuestros amigos y familia. Sin embargo, como hemos visto, esta época del año conlleva ciertos riesgos para nuestra salud, que siguiendo unos sencillos consejos podemos evitar o disminuir de manera adecuada para estar mucho más saludables.